A 21 años de un temporal que marcó a Ayolas

Viviendas reducidas a montón de escombros, y un fallecido fueron el saldo de un temporal que marcó la historia de Ayolas en el año 2003.

Eran poco después de las 21:00, del 25 de octubre, se realizaban en los barrios diversas actividades al aire libre, con un cielo amenazante y sin imaginar que se acercaba un temporal sin precedentes a la sureña comunidad de Ayolas.


El repentino corte de energía eléctrica, y una brisa extraña fue solo la antesala de una experiencia de terror para las familias de Ayolas. En cuestión de minutos, ráfagas de más 160 km/h llevaron a su paso tendidos eléctricos, techos de chapa y provocaron el derrumbe de cerca de 60 viviendas, con sus moradores dentro de las mismas.

Documental realizado por Raúl Riveros


Los datos recolectados en ese entonces, hablaban de un fallecido, aproximadamente 100 heridos, y alrededor de 500 casas con secuelas de los fuertes vientos de esa noche de sábado.

Los primeros en salir a enfrentar los efectos del temporal fueron los bomberos amarillos de Ayolas, que comenzaron a recibir una inmensa cantidad de pedidos de auxilio y traslado de personas que se encontraban entre escombros, en una ciudad que quedó completamente a oscuras e incomunicada, los trabajos de rescate se extendieron durante toda la noche.


Los heridos graves fueron derivados al hospital nacional de Itauguá. Los barrios con más damnificados por los fuertes vientos y una torrencial lluvia, fueron Sirena y María Graciela, este último con viviendas completas derrumbadas.


En cuanto al fallecido, según la comisaría octava de Ayolas, Justo Insfrán de 58 años, fue quien lamentablemente perdió la vida  durante el temporal. Insfran residía en una estructura pequeña, tipo casilla, desde donde se dedicaba a la venta de comida, en la compañía Atingy. Según trascendió en este entonces, las fuertes ráfagas arrastraron la casilla de Insfrán, con él adentro, y terminaron aplastando su humanidad contra una columna de la Ande. Se presume que el infortunado pereció al instante.

Los reportes indicaron que 50 personas heridas fueron asistidas en el centro de salud y el hospital de IPS.

Entre los pacientes heridos con mayor gravedad fueron, Migdonia Cabral, del barrio María Graciela, con rotura de costilla, que se encontraba en un evento público en el mismo barrio, dónde buscaron refugio en un lugar cerrado que terminó derrumbándose sobre la gente. Por otro lado, Andrés Cañiza, del barrio San José Obrero, con golpe en la cabeza. Ambas personas derivadas al Hospital Nacional de Itauguá debido a la gravedad de sus lesiones.


Los heridos habían superado a 100 personas, que decidieron quedarse a resguardar sus pertenencias o permanecer cerca de sus familiares considerando que sus heridas no eran de gravedad, por lo que posteriormente buscarían asistencia médica de ser necesario.


La mañana siguiente, el sol comenzó a mostrar panoramas desgarradores en los barrios más afectados, y en Coratei, se hablaba de la desaparición de cuatro embarcaciones con sus tripulantes en aguas del Paraná, que más tarde fueron hallados felizmente sanos y salvos.


La asistencia se dió con un intenso trabajo del Cuerpo de Bomberos voluntarios de Ayolas, las autoridades municipales, los funcionarios de la Ande, así como funcionarios de la Entidad Binacional Yacyreta, el Comité de Emergencia Nacional, del área de salud y otros sectores.


En este entonces, Merardo Salas, del Comité de Emergencia Nacional, comprometía la asistencia con chapas y otros materiales a los damnificados, que posteriormente fue concretado. Por otro lado, el director de la EBY de ese periodo, Luis Fretes Escario, había mencionado la posibilidad de brindar trabajo a los afectados, para que los mismos puedan obtener ingresos económicos.

El entonces presidente de la República, Nicanor Duarte Frutos, realizó un recorrido por las zonas más afectadas por el temporal días después del severo evento climático.

Más adelante, con el apoyo de la Entidad Binacional Yacyreta, se lograría que los afectados cuyas viviendas se hayan destruido, fueran construidas de nuevo. Esto permitió que aquellas personas que vivían en casas más precarias o de madera que fueron arrancadas de los terrenos, accedieran a una vivienda robusta de materiales cocidos.


El servicio eléctrico tardó hasta dos semanas en restituirse en los barrios más afectados.

La emisora FM Ayolas, también afectada por el derrumbe de su torre de transmisión, estuvo fuera del aire por bastante tiempo, y los servicios telefónicos de COPACO se repusieron a totalidad cerca de un mes después del evento climático.


El 26 de octubre, debía realizarse la confirmación de decenas de jóvenes, evento religioso que fue suspendido debido al temporal que había azotado a la comunidad la noche anterior.

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